Poesía ahorcada



Que hacer si cada día sin ti es una tortura,
Si cuanto más te alejas más me ronda la locura,
Si me siento un acorde menor cuando no rozo tus manos,
Si soñar juntos es mi vicio más saludable,
Si al dibujarte en mi mente se me acelera el corazón.

No encuentro en la cama mi sitio, si tu no estás bajo mi edredón,
Cuerpo a cuerpo gozando del amor envueltos en caricias,
Buscando el secreto de la vida eterna entre las sábanas.

Cuelgo enredaderas del tejado para treparte cada noche,
Pero se me escapa tu ventana por la calle amargura,
Incapaz de secuestrar tu mirada bajo la luna,
Cierro mis ojos y bostezo ansiando respirarte
Paladeo, para reencontrarme con tu sabor.

El cerebro en desempleo afeitando la desidia,
Las esporas me sangran en abundancia volcánica,
No encuentro cura en la farmacia de guardia,
La poesía sigue tensando la cuerda de su propia soga.

¿Sabes? La poesía se ahorca cuando tu no estás,
El viento me humilla en las calles si te alejas.
No consiguen calmar mi dependencia
las nubes que se desploman alquitranadas,
sudores de frío, escalofríos de hielo,
Este cuerpecito mío padece síndrome de abstinencia,
Este Perro flaco quiere lamer de tus huesos.





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