En un rincón de Toledo

En el rincón menos arrinconado de Toledo sobrevive un pequeño bastión destructor de opinión, vacío de la razón que luce en sus vitrinas menos deslumbrantes.
En sus mesas el vino se derrama ante las caras de satisfacción de los guardianes que custodian las llaves de la caja fuerte, sus platos rebosan de minúsculas carnes preparadas con el sudor de los que se parten el espinazo para simplemente recoger las míseras migas que caen cuando se sacude el mantel, ante la perplejidad de un pueblo asolado de pirañas, un pueblo que no ve claro el camino a seguir.

En cada amanecer les niegan los vientos costeros fabricantes de sueños sin horizontes, mientras en el rincón menos arrinconado de Toledo, la tribu de la corbata calma su conciencia hablando de las limosnas que envían a Filipinas.

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