Afincado cómodamente
en los suburbios
me muevo
como pez en las cloacas oscuras
de esta
agua cenagosas repletas de efigies,
muerden los
tobillos de toda alma que duda
como llegar
a su destino.
Vivo como
un mutante más alimentándome
de la
morralla que los dioses dejan caer
desde su
trono en lo mas alto del olimpo,
sobrevivo a
base de luces rojas y whiskys añejos
sin
lamentaciones.
En el
exilio, la vida cobra mayor sentido agónico,
cada día es
una lucha constante con el fracaso
como mejor
combatiente de nuestro bando,
los árboles
se desploman marcando el camino
hacia la
puerta de Hiperión.
Comentarios
Publicar un comentario