Esta es la historia real de como conocí a Lecter Bukosky....
Aunque hoy el cielo prepare
una hecatombe, no me rendiré,
Sé por dónde van los tiros y
voy haciendo eslalon,
Los camellos del barrio son
terroristas del frío
Otra noche en vela esperando
que la justicia venga a por mí,
con el revólver cargado,
Estabilizando mi pulso con el
whisky
de esta sucia cantina,
Saber perder es aprender a
sufrir.
Charlando con Jack Daniels en
esta desamparada barra,
Un tipo de misterioso aspecto
cruza la puerta del garito,
Se sienta a mi lado aparcando
su guitarra.
Un sombrero oculta su rostro,
El venía cansado, prefirió no
decidirme de donde,
Yo tampoco le conté mis
hazañas
Preferimos la complicidad que
da el silencio.
Tras cinco tequilas decidimos
brindar juntos,
Entonando “En el último
trago” de la gran Chavela,
Otra vez a brindar con
extraños.
Emborrachándonos recitamos
poetas olvidados,
Aullamos a la luna, cometimos
excesos,
Dejamos que la noche
envolviera nuestros delitos.
Cuando la botella dejo de
gotear,
Cada uno durmió en su lado de
la barra,
Cuando desperté no quedaba ni
rastro de aquel ser,
Solo una nota que decía:
“Aunque nos digan poetas,
somos terroristas,
Somos fabricantes de
armamento pesado, generadores de malas ideas”
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