En todos los panales pasan cosas que no salen a la luz...
Y de repente la colina
se llenó de profetas
que nunca supieron
como llegaron allí,
aterrizaron desde la
cúspide
de las puntas de
estrella
que cada noche soñaban
ser.
Abejas mal disfrazadas
de obreras
dejaban a la vista de
todos la corona
ocultando su rostro
tras la hierba.
De reinas que no
levantan cabeza
y curran sin llamar la
atención
ni publicitarse en
todos los medios,
dejando tierra de por
medio
con el pelotón que
circula
protegido del viento.
La colmena malgasta su
tiempo
abrillantando los
tronos
para que reluzcan ante
su público,
mientras las hormigas
no paran
de llenar su
estantería de versos,
para lanzar a las
vacas flacas
contra los atriles de
sus enemigos,
despejando todas las
dudas.
Todos los peones
vuelven a su sitio
cuando el telón se ha
recogido,
las abejas han vuelto
a la colmena,
y las hormigas
seguimos en la calle
trabajando por la
poesía.
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